RESUMEN
Cuando faltan tres días para el matrimonio de Mariana y Alejandro, Alejandro rompe el compromiso, supuestamente porque está enamorado de otra. Lo que Mariana no sabe es que Alejandro está en la cárcel en España por un delito que no cometió y que lo llevó a tomar difícil decisión: dejarla plantada para protegerla de los que querían hacerle daño a él y a sus seres queridos.
Tres años después Alejandro es dejado en libertad por buena conducta y es repatriado a Colombia. Durante el tiempo en que ha estado preso ha obtenido un master de técnico en seguridad lo que le permite trabajar en la empresa de su primo Lorenzo, Seguratec, una empresa que cuenta con todos los adelantos de vigilancia y seguimiento informático. Lorenzo es ahora socio del Coronel Cañón, antiguo jefe de seguridad del padre de Alejandro, y uno de los posibles sospechosos de haber causado la ruina de los Negret. Allí también trabaja Mariana ejerciendo su profesión de abogada.
El padre de Mariana sufre un infarto y necesita un bypass, operación que su sociedad médica se niega a autorizarle. Para ayudar a Mariana, Alejandro idea un plan que, aunque consigue su propósito, tiene como consecuencia que un sinvergÁ¼enza pretende extorsionar a Seguratec o meter en la cárcel a Mariana (que no sabe nada del tema). Alejandro vuelve a organizar un plan que acabe con las pretensiones del mafioso.
NUESTRO COMENTARIO
¡Ay qué novela tan rollo! ¿Saben esa sensación cuando se empieza a leer un libro o ver una película, en la que hay una introducción para meternos en el tema pero uno está esperando a que «empiece lo bonito»? Pues en esta novela te pasas la historia entera esperando a que empiece lo bonito. «Las trampas del amor» no es una novela mala, de esas en las que ocurren cosas absurdas e imbéciles, con personajes más imbéciles todavía. «Las trampas del amor» es únicamente una novela aburrida, pesada, plúmbea.
La trama va de una familia rica a la que un malo malísimo, que en el capítulo 5 ya sabemos que es Lorenzo Negret (Rafael Novoa), el primo del prota, le pone una trampa y para evitar que el padre vaya a la cárcel, el hijo se inculpa, por lo que va él. La familia se arruina, el padre se muere y como se muere no puede demostrar que el hijo es inocente. Después de tres años el hijo sale de la cárcel dispuesto a averiguar quién les hizo eso, y entra a trabajar en la empresa de seguridad del primo Novoa, que va de bueno con él, pero que es frio y calculador. Como el chico, que se llama Alejandro, es medio lelo, a la novia, Carolina Ramírez, con la que está a tres días de casarse, en vez de decirle que tiene un problema gordo, le miente y la deja diciéndole que es que se ha enamorado de otra. La razón por la que le miente está traída por los pelos y no se sostiene.
El comienzo está mal, pero no muy mal. Desde la primera escena de alguno de los personajes ya sabemos que nos van a aburrir (toda la historia de Elvis, por ejemplo), pero la estética es moderna con muchos movimientos de cámara y da la impresión de que la historia va a ser tipo «Misión Imposible» en telenovela, con profusión de aparatejos de «La tienda del espía». Cuando llevas 10 capítulos, la modernidad de los movimientos de cámara ya se ha amortizado y te das cuenta de que todo el dinamismo de la novela se va a quedar en eso, en que mueven la cámara sin parar, como si al operador le temblara el pulso, para enmascarar que capítulo tras capítulo no pasa nada, que hay una línea argumental, cortíiiiiiisima, que alargan como si fuera un chicle. Decimos que hay una línea argumental, pero en realidad hay dos, que no tienen absolutamente nada que ver. La segunda es la historia de la familia Romano, que es como un grano que no pega nada con la otra ni con el tono general de la novela, una historieta de madre perdida y recuperada, sin la menor gracia. Veamos, en decir «madre que abandonó a sus hijos pero el padre les dice que la madre murió pero la madre reaparece cuando está moribunda y quiere que sus hijos la perdonen y la madre tiene ahora otra hija y como la madre está moribunda los hijos la perdonan y la madre se muere» ¿cuánto he tardado, 25 segundos? Pues en contar esto gastan 120 capítulos, imagínense.
Da la impresión de que en un principio pretendía hacer de Alejandro un vengador hipertecnológico, que gesta golpes espectaculares, para lo cual necesitaban que la familia de Mariana hubiera sido dueña de un circo, lo que justificaría que fueran capaces de ser ladrones tipo «gato». Luego sin embargo esta intención se desinfla y lo del circo se queda en nada, como también se queda en nada la pretendida venganza de Alejandro, ya que le enredan en otra historia y la venganza la tienen que resolver en un plis plas en el último capítulo sin que Alejandro en ningún momento se percate de dónde le vienen las tortas.
Uno de los problemas más graves es que el actor protagonista, Ezequiel Stremiz, no da el papel (o no ha enfocado bien su papel) y oyes cosas que los personajes dicen para describir a Alejandro que tú no ves por ninguna parte (cosa que me revienta), como por ejemplo que Alejandro en la cárcel se ha vuelto frio, desconfiado, observador, uno de esos personajes que no sabes lo que piensa, con un gran control mental, todo muy zen, lo que justificaría que su primo Lorenzo le vigile todo el tiempo intentando adivinar qué va a hacer a continuación. Sin embargo, lo que el espectador ve es que Alejandro es un pardillo, inocente como un cubo, al que se le nota en la cara todo lo que siente y piensa, que no llega a sospechar en ningún momento de nadie y que en cada golpe que organiza hay una metedura de pata gigantesca, un niñato que no se puede callar un secreto y que se mete en un líos espantosos de donde le tiene que sacar todo el mundo. Curiosamente uno de los que le saca de los líos es precisamente el malísimo Lorenzo.
En esta novela sí que ha habido una novedad reseñable, y es que ninguno de los personajes cae bien, ni Alejandro, un buen chico pero un babas, ni Mariana, una cazurra incapaz de escuchar a nadie y que a pesar de no tener dinero y tener numerosas deudas se empeña pesadamente durante al menos 15 o 20 capítulos en dejar su empleo por no tener que verle la jeta a Alejandro. No sé si será por la crisis, pero a mi esa actitud ante el trabajo me saca de quicio, ¡pero niña, que el trabajo es una cosa muy seria! Cuando se decide a seguir trabajando, Mariana sigue yendo de aquí para allá para solucionar sus problemas personales, como si la oficina fuera un pasatiempo, aunque hay que reconocer que es que la familia de Mariana, son casi tan petardos como la familia de María José en «Sortilegio», sobre todo el padre y el hermanito Elvis, que chico tan cargante (aunque el actor esté muy bien en el papel). Además de que Mariana y Alejandro me importen un pito en general, tampoco te caen bien el resto de los personajes, ni los villanos (que te tienen que caer mal y para eso están) ni los buenos. Todo es tan aburrido, tan repetitivo que lo único que deseas es que se vayan a paseo. Las únicas excepciones de personajes simpaticos son Norma y Marlon, la prima y el hermano de Mariana respectivamente.
Se preguntarán que qué pasa con la historia de amor. Pues la historia de amor mal, gracias. En los 60 primeros capítulos la pareja protagonista está junta creo que en tres escenas, pero hablar hablar, hay una. En las otras, Mariana se dedica a repetir una línea de diálogo «no quiero hablar con usted» y Alejandro otra, «¿puedo hablar contigo?». Después de la escena en la que Alejandro tiene la oportunidad de contarle a Mariana lo que de verdad pasó y decirle que nunca ha dejando de amarla, vuelven a estar juntos en, déjenme que cuente, otras tres. El resto del tiempo cada uno está a su bola. Me pregunto quién le habrá puesto el título a esto, porque de amor, bien poquito, y de trampas, tampoco hay mucho, hay una que estira, y se estira, y se estira (como el papel higiénico ese del perrito, creo que era Colhogar).
LO MEJOR
A mi en particular me ha encantado el actor Carlos Manuel Vesga en el papel de Marlon Romano, un personaje bueno pero gruñón, protestón y sarcástico. Además de tener una voz estupenda, Vesga es un actor natural, con un ritmo estupendo para esos diálogos rápidos a los que son tan aficionados los colombianos. Sandra Hernández, a la que habíamos visto en «Todos quieren con Marilyn» también está muy bien como la bondadosa Norma.
Aunque se trate del malo, Novoa está fantástico en el papel de Lorenzo, frio, insensible, calculador, hipócrita. Alejandro debería haber aprendido algo de él en eso de que no se adivine de qué va la vaina.
LO PEOR
La historia de la madre de los Romano es un pegote auténtico.
El final de Lorenzo, cuando le detienen, no pega nada con lo que sabemos del personaje, porque se pone a dar gritos de esos de «no me pueden hacer esto a mi». A Lorenzo le pegaba mucho más un final tipo del tipo Eduardo Carbonell (Víctor Mallarino) en «Por qué Diablos«, aunque no se muriese. Lorenzo al ser detenido debería haber seguido como si tal cosa, sin perder la compostura, actuando como un señor, que es como siempre le hemos visto.
Aunque, como hemos dicho, la estética es muy moderna, suponemos que debido a los continuos movimientos de cámara y para que la gente no se salga del encuadre, los hombres se hablan a una distancia cortísima, casi chocando las narices y sin respetar ese espacio personal de comodidad que tenemos todos. Constantemente unos invaden el espacio personal de los otros. A veces parece que los dos tíos van a darse un beso, y eso distrae, porque estás todo el rato pensando que se estarán echando el aliento…¡¡urrrggghhh!!!
Calificación general 5
REPARTO
– Carolina Ramírez… Mariana Romano
– Ezquiel Stremiz.- Alejandro Negret
-Rafael Novoa.- Lorenzo Negret – primo de Alejandro
– Laura Ramos.- Ágata Crespi
– Judy Henríquez.- Eugenia Negret – tía de Alejandro y Lucrecia
– Sandra Hernández.- Norma Castellanos – sobrina de Edmundo
– Carlos Manuel Vesga.- Marlon Solano – hermano de Mariana y Elvis
– Variel Sánchez.- Elvis Solano – hermano de Mariana y Marlon
– Salvo Basile.- Edmundo Romano– padre de Marian, Marlon y Elvis
– Susana Torres.- Lucrecia Negret – hermana de Alejandro
– Nórida Rodríguez.- Aurora Cortés – madre de Mariana, Marlon y Elvis
– Mario Duarte.- «El Tigre» – cómplice de Alejandro
– Gabriel Ochoa.- Sergio Santana – esposo de Lucrecia
– Estefanía Borge.- Rosana Cañón – sobrina del Coronel Cañón
– María Eugenia Penagos.- Josefina Urrutia de Negret – madre de Alejandro y Susana
– Germán Quintero.- Coronel Saúl Cañón – jefe de seguridad del padre de Alejandro
– Xiomara Galeano.- Mónica – manager de Marlon
– Mónica Acero.- Marilyn – hija de Aurora
– Christian Tappan.- Dr. Montes
– Guillermo Gálvez..-Elio Coronado
– Diego León Hoyos.- Pala