RESUMEN
Todo comienza con el joven Juan de Cruz quien, por deseos de su madre Ana Joaquina, quien es una mujer con una desmedida «fé» y «temor» de Dios, estudia para ser sacerdote. Ante él parece la tentación de la joven e inocente Luciana; quien se convertirá en un obstáculo entre él y su vocación sacerdotal. Tras una noche de pasión, Ana Joaquina se entera y es entonces que saca de su casa a la joven y desprotegida Luciana, quien a estas alturas espera un hijo.
Al verse sola, Luciana, sola y desprotegida se involucra con varios hombres indeseables. Ya llegado el momento del parto, su situación es tan desesperada que abandona a su hermosa niña a las puertas de una casona rica con al esperanza de que la adopten. Sin embargo, la niña es entregada en el convento de las Hermanas de la Caridad, donde la crían y le dan educación.
Pasan 20 años y encontramos a una Luciana muy diferente. Ahora es una mujer de éxito que le ha cobrado a la vida todo lo que le quitó. Luciana Duval es dueña de una prestigiosa casa de modas y está casada con Andrés Duval, un atractivo actor de TV pero su matrimonio está en crisis debido a la excesiva dedicación de Luciana al trabajo.
Andrés tiene un hijo de su primer matrimonio, Víctor Manuel, guapo y enamoradizo; y ambos tienen una hija, Lizbeth, caprichosa y rebelde, y novia de Mauricio, un joven rockero de familia rica que vive para la diversión y las emociones fuertes.
La aparente calma de la familia Duval, se ve alterada por la afanosa busqueda de la hija abandonada de Luciana. Pero no es capaz de confesarle a Andrés su terrible pasado.
Al mismo tiempo, Cristina, su hija, deja el orfanato donde creció y se muda a un departamento con otras dos muchachas, Lorenza, bella y muy segura de si misma; quien con el paso del tiempo se convertirá en amante de Andrés; y por otro lado Maclovia una muchacha reservada e inteligente, estudiante universitaria y trabajadora infatigable.
Sin saber que es su hija, Luciana la emplea y Cristina está en camino al éxito cuando Luciana descubre que Cristina y Víctor Manuel, están enamorados. Luciana despide a Cristina, y Víctor Manuel se casa con una vieja novia, Tamara, porque ella le dice que está esperando un hijo suyo. A su vez Tamara tiene un romance con Nicolás, quien pretende lastimar a Andrés por medio de Víctor Manuel. Poco tiempo después de ser abandonada por Víctor Manuel y despedida por Luciana, Cristina descubre que ella también está embarazada. Es entonces cuando a Alonso, un joven encantador que se enamora de ella; pero ella no puede corresponderlo.
NUESTRO COMENTARIO
Por «peticiones del oyente» volvemos a hablar de una telenovela antigua. El «Privilegio de Amar» es la versión que hizo Televisa de la telenovela venezolana, famosísima en España, «Cristal». Por una vez, no podemos decir que la nueva versión sea peor que el original. En el caso del «Privilegio…» hay cosas peores, pero muchas cosas mejores que en «Cristal».
Para empezar, la producción que, con independencia de que a todos nos pareciera Cristal una novela entrañable, hay que reconocer que era extraordinariamente casposa y cutre. ¿Se acuerdan de las cazadoras color rata que llevaba Luis Alfredo? ¿Y los trajes de Jeannete Rodríguez? Una de las cosas que a mi me tenían hipnotizada eran los lazos que le ponían a la niña de Cristina, que eran tan grandes que uno no sabía si aquello era una moña o es que la niña tenía dos cabezas.
También es mejor la «pareja madura», encarnada aquí por Helena Rojo y Andrés García. Helena Rojo es una buena actriz (un poco engolada), pero es que tampoco habría hecho falta que se esmerase mucho, porque un espantapájaros es mejor actor que Lupita Ferrer. ¡Por dios qué mala es esta señora! Y lo malo no es que sea inexpresiva, todo lo contrario, lo que le ocurre es que su gestualidad es de actriz del cine mudo, exagerada y falta de emoción. ¿Y qué decir del actor que hacía de marido? No me acordaba del nombre pero lo he mirado en Google y se llama (o se llamaba) Raúl Amundaray. Lo que recuerdo de él es que era una mezcla entre un muñeco del museo de cera y el conde Drácula. Tan acicalado y relamido, con ese pelo teñido de negro azabache pero con las sientes blancas. Un Rodolfo Valentino con 65 años de retraso. Y no es que nos parezca horrendo a 20 años vista, es que ya era horrendo entonces, aunque en su visita a España la gente se volviera loca a su paso. A diferencia de lo que creen algunas de nuestros lectores, en nuestra opinión el éxito de masas de una novela o película no hace que la obra sea buena. Véase como ejemplo las películas de Chuck Norris o ese otro que da patadas, Jean Claude Van Damme que ha hecho unas películas malísimas pero con las que ha ganado muchísimo dinero. Por lo menos, aunque Andrés García no sea un actor con muchos registros, está guapote el señor, y aunque siempre haga el mismo papel, el que hace no lo hace mal.
En cuanto a la pareja joven, René Strickler es mucho más guapo que Carlos Mata, pero también es mucho peor actor, y en cuanto a la comparación de las protagonistas femeninas, en los dos casos hay que reconocer que es ridículo que las hayan elegido como «aspirantes a modelo». Es como cuando Rociíto quería ser modelo, como si ser una modelo famosa fuera sólo cuestión de voluntad y no dependiera en el 95% de hacer nacido con unas determinadas cualidades físicas. Ni Jeannete Rodríguez ni Adela Noriega dan la talla para ser consideradas «carne de modelo internacional», pero si hay que elegir, me quedo con la venezolana. Fuera del temita del físico, sobre el que tengo sentimientos encontrados, (porque generalmente prefiero que elijan a los protagonistas por sus cualidades como actores y no por el físico, pero es que entonces, que no la pongan a hacer de modelo, que sea fotógrafo por ejemplo) también en el aspecto profesional eran equivalentes.
Sobre el guión hay poco que decir, y poco que ganar, ya que se trata de esas historias folletinescas, ridículas de puro enrevesadas, en las que todo el mundo está relacionado con todo el mundo, porque se nos ha olvidado contarles que es que el padre de Cristina, ahora ya sacerdote, es precisamente el párroco de la parroquia a la que asiste Cristina, y así el embrollo tiene más miga. También se abusa de la repetición de situaciones, Víctor Manuel deja embarazada a Cristina y a la vez también a su novia, muchos embarazos no deseados ¿no? Ya aquí hemos mencionado a Víctor Manuel en otras ocasiones como ejemplo de cenizo y patoso en el tema del control de la natalidad y de la paternidad responsable mal entendida. ¿Para qué se casa con la novia si no la quiere?¡Que se ocupe del niño y ya! Porque esa es una de esas cosas de los guiones antiguos que no se actualizan. Antiguamente se hablaba del honor mancillado y esas cosas, ¿pero de verdad ese discursito seguía vigente en 1998, sobre todo cuando no se trata de dos adolescentes sino de dos personas hechas y derechas? Incluso si ese modo de actuar hubiera seguido aplicándose (o siguiera siendo aplicado en la actualidad), ¿no es hora de que empiecen a cambiarlo?¿no es mucho mejor que un niño tenga dos padres separados pero felices que dos muy casados y que no tienen nada que compartir ni que decirse? (Eso sin contar con que sería de verdad deseable que los hijos nacidos fuera del matrimonio dejaran de tener cualquier tipo de estigma, que parece que es uno de los motivos de esos matrimonios forzados). Para terminar y acentuar el drama, la compañera de Cristina se hace amante del marido de la madre de Cristina. El chico que conoce Cristina y que se enamora de ella, resulta que es un enfermo terminal, drama que te quiero drama…
Pero dejando fuera la moralina alcanforada, seguimos con el hecho de que Víctor Manuel no quiere a su novia, pero ¿Cómo era posible que la quisiera antes, si Tamara está como un cencerro? Loca de atar total. ¿Cómo podemos aceptar que nuestros héroes sean tan indolentes y cobardes?
Si cuando se trata de la historia principal podemos decir que «El Privilegio de Amar» le mantiene el pulso a «Cristal», en lo que es muchísmo peor es en todas las historias secundarias. En «Cristal» las historias secundarias estaban contadas con más cercanía, más empatía, como si estuviéramos de verdad metidos en el piso de solteras de las tres chicas. El personaje de Inocencia-Lorenza tenía más razón de ser para ser ambiciosa, porque se notaba que Inocencia era una chica de clase baja con una compulsión de salir del ambiente mísero y mezquino en el que se había criado, mientras que Lorenza, Sabine Moussier, lo único que te transmite es que una chica dispuesta a todo por dinero, pero no transmitía esa idea de desesperación por prosperar. Pero la historia que más pierde en la adaptación es la de Zoraida-Maclovia. Lourdes Valera está estupenda como «la cerebrito» una chica trabajadora, lista y estudiosa que no logra atraer la atención del vecino, Adán, que ni la mira. Tampoco tiene interés nada de lo que pasa con la hermanita Lizbeth, en parte porque Adriana Nieto es una actriz mucho más sosa que Gigi Zanchetta, pero también porque en «El Privilegio» muchas de las tramas secundarias se ejecutan sin fuerza, brío o interés.
LO MEJOR
La música de la entrada, interpretada por Mijares y Lucero. También está muy bien María Sorte en el papel de Vivian, la madre enérgica y moderna del moribundo Alonso (Toño Mauri).
LO PEOR
Que hagan nuevas versiones de novelas, supuestamente para «actualizarlas» y se limiten a modernizar el vestuario y los decorados, como si algunos códigos morales no cambiaran con el tiempo y las situaciones de conflicto no variaran en la sociedad. No se trata de «simplificar» el guión, como hacen por ejemplo los de Telemundo, que deben considerar que los espectadores de ahora somos mucho más zopencos que los del pasado, a juzgar por como «achatan» los conflictos y recortan las escenas, como si no fuéramos capaces de mantener la atención más de 30 segundos seguidos, sino sustituir las situaciones de tensión que separan a los protagonistas por actitudes que a ojos de la sociedad de ahora, sean entendibles y no nos hagan pensar que los protagonistas son tontos.
REPARTO
Adela Noriega.- Cristina
René Strickler.- Víctor Manuel
Helena Rojo.- Luciana
Andrés García.- Andrés
César Évora.- Juan de la Cruz
Enrique Rocha.- Nicolás
Cynthia Klitbo.- Tamara
Sabine Moussier.- Lorenza
Adriana Nieto.- Lizbeth
Ramón Abascal .-Chema
Isadora González .-Maclovia
Marga López .- Ana Joaquina
Lorena Velázquez.-Rebeca
Pedro Weber ‘Chatanuga’ .-Trujillo
Mario Casillas .-Miguel
Maty Huitrón .- Bárbara
Rodrigo Vidal .-Artemio
María Sorté .-Vivian
Toño Mauri .-Alonso
Yadhira Carrillo .- María José
Claudio Báez .- Cristóbal
Nuria Bages .- Miriam
Lourdes Munguía .- Ofelia
Katie Barberi .- Paula
Mauricio Herrera .- Franco
Tito Guízar .- Agustín
Diana Bracho .- Ana Joaquina
Edith Márquez .- Luciana
Andrés Gutiérrez .- Juan de la Cruz
Ana María Aguirre .- Sor Regina
María Luisa Alcalá .- Remedios
Aurora Alonso .- Imelda
Marta Aura .- Chepa
Raúl Buenfil .- ‘El Fresco’ Wacha
Gabriel Cervantes .- Ramiro
Jean Douvenger .- Exposimetro
Consuelo Duval .- Rosenda
Virginia Gutiérrez .- Sor Bernardina
Nelly Horsman .- Cata
Silvia Manríquez .- Luz María
Ramón Menéndez .- Erasmo
Rafael Mercadente .- Mauricio
Julio Monterde .- Padre Celorio
Beatriz Moreno .- Doña Charo
Héctor Ortega .- Valentín
Isabel Salazar .- Rocio
Claudia Silva .- Lourdes
Andrea Torre .- Alejandra
Luis Uribe .- Raymundo
Jacqueline Voltaire .- Jacqueline
Arturo Vazquez .- Macario Jiménez
Marisol del Olmo .- Toña
Mike Biaggio .- Pancho
Dalila Polanco .- Casilda
Oscar Bonfiglio .- Bernal
José Ma.Napoleon .- Silverio
Luis Xavier .- Alberto Souza
Carlos Amador Jr. .- Fidencio
Roberto Antuñez .- Padre Marcelo
Arturo Lorca .- Don Isaias
Gaston Tuset .- Alfonso
Estela Barona .- Gladiola
Martha Itzel .- Dulce
Abril Campillo .-La Güera