RESUMEN
La acción transcurre en el entorno de una brigada policial de elite, donde, entre la trama policial, surgen encuentros y desencuentros entre quienes están acostumbrados a vivir en peligro y enfrentar situaciones de riesgo,
El protagonista, Tomás Ledesma, es el jefe de operaciones de la brigada, en la que el Comisario es Rubén Castro. Al principio de la novela el hermano de Tomás, Franco Ledesma, miembro del servicio secreto, y su mujer, Patricia, que es médico, vuelven a Buenos Aires. Patricia fue en el pasado novia de Tomás, que todavía la considera su amor imposible. Patricia ha sido contratada como médico de la brigada, aunque tanto Tomás como ella desconocen que trabajarán juntos.
Tomás, también tiene un gran secreto que ni el mismo conoce: fue raptado cuando tenía dos años por un grupo comando en plena dictadura militar. Su identidad fue negada desde siempre por el que ahora es su hermano.
También al principio de la novela, los altos cargos de la policía han decido que, como experiencia piloto, en la brigada trabajen agentes de ambos sexos, aunque su colaboración no empieza con muy buen pie. Entre las agentes femeninas se encuentra Laura Copioli, antigua novia de Federico Falcone (de la telenovela 22 el loco). Tomás y Laura se conocen y se sienten especialmente atraídos, aunque la atracción y el amor de Tomás por Patricia serán un obstáculo constante hasta que Tomás descubre que Laura es su gran amor.
Franco, su hermano, es un ser oscuro y siniestro, con muy buenos contactos, además de un enfermo, enfermo de amor por Patricia, y de celos por la relación de ésta con Tomás.. Fue policía y ahora esta retirado, pero sigue con sus actividades delictivas, amparado por un clima de corrupción y tolerancia. Tiene una muy buena posición económica obtenida precisamente gracias a trabajos sucios de alto nivel.
Franco tiene con Tomás una relación enfermiza, porque le odia y le ama a la vez. Supuestamente lo odia porque Tomás le robó el amor de sus propios padres y ahora el amor de su mujer. Franco emprende una serie de acciones delictiivas para vengarse de Tomás y volver a conseguir el amor de Patricia. La persecución de Franco por la Brigada conforma el eje de la novela, con una serie de subtramas protagonizadas por el resto de los miembros de la Brigada, Gaby y Popeye, Marisa y Silvina, Fausto, el Mudo, Rubén y Sandra»¦Fundamentalmente Tomás y Laura tendrán que reafirmar su amor en medio de todos los conflictos, hasta alcanzar el feliz desenlace.
Comentario parcialmente extraido de Telenovelas argentinas.com
NUESTRO COMENTARIO
Una novela de acción trepidante, con muy buen ritmo y con diálogos vertiginosos. La línea argumental central es un poco floja, aunque la continua interacción entre los personajes hace que apenas se note. Hay varias tramas interrelacionadas, aunque la principal es la integrada por los desvaríos y crimenes cometidos por Franco Ledesma, y el triángulo amoroso entre Tomás Ledesma, Laura Copioli y Patricia Franchese.
Nuestro aplauso para Luis Luque, que a pesar del look desastroso que saca constantemente (lo último son las gafas de poli facha de los 70), está impecable. El problema del look desastroso, es que: a) es tan tirado que es un milagro que alguien dude de que está metido en algún asunto sucio b) aunque parece un delincuente, no parece un delincuente de altos vuelos, sino nada más y nada menos que un quinqui. Sin embargo, en la tesitura de hermano cabrón (perdón) con la que nos deleita mientras tortura a Tomás con su pasado, hay momentos en que está sublime. Otra de las cosas que nos gustan del personaje es la forma en que manipula a la gente. Copioli es especialmente vulnerable a esta manipulación cuando él la va guiando por el camino que le interesa. Esa es otra prueba de que a pesar de que el personaje de Franco Lesdesma se considere un perdedor, es un tío inteligente, (muy inteligente) que sin embargo vive torturado por los celos a su hermanastro, a quien, por otra parte, adora.
Nancy Dupláa borda el papel de Laura Copioli, una mujer fuerte y una policía eficiente que no sabe cómo resolver sus problemas ni tener relaciones amorosas. Su relación con Tomás Ledesma es estupenda, de igual a igual, rompiendo con los tradicionales esquemas de relaciones masculinas y femeninas. Tomás confía en Laura como compañera y Laura no falla nunca. De Facundo Arana no decimos nada, por no repertinos, porque está estupendísimo, como siempre, en el papel del indeciso Tomás.
Otro personaje interesante es el de Gaby, una policía de origen familiar más que modesto, que lucha por superarse y mejorar. La actriz Julieta Díaz, está estupenda, aunque debería cuidar más su expresión facial, pero hay veces que pone una expresión que parece retrasada mental, alarga la barbilla y hace un gesto raro, que parece uno de los muñecos de la Isla de Pascua.
Aunque se nota que la producción cuenta con poquísimos medios, la verdad es que hacen de la necesidad virtud, como por ejemplo en como se representan las escenas de acción, partiendo la pantalla en secciones que dan la sensación de que ocurren muchas cosas al mismo tiempo, aunque en cada encuadre haya una sola persona.
LO MEJOR
Lo buenos que son todos los actores, los diálogos, en los que se nota que a veces improvisan, con lo que da una sensación de frescura muy divertida. Especialmente los diálogos de Laura con Tomás son tronchantes. El tema de la música que oye Tomás en sus delirios de amor es recurrente, y además de la música de Titanic oye otras músicas que a Laura le espantan. Creemos que hay veces en que Facu se inventa sobre la marcha la música hortera que escucha, porque hay una escena en que, según lo dice, se ve que se le escapa la risa, pero es que hay ocasiones en que son músicos rarísimos, como por ejemplo Nicola Di Bari, que ya no lo conoce nadie en la viña del señor. Además del tema música, también hay otras morcillas, como una cuando Gabi se pone un lápiz en la oreja y Laura le dice que se lo quite porque parece «Don Manolo», en clara alusión al padre de Manolito al de Mafalda. También hay escenas en que se equivocan, pero como el ritmo es muy rápido, incorporan la equivocación al diálogo como si tal cosa.
La relación de Tomás y Copioli, y todas sus escenas. Franco Ledesma y sus conspiraciones, divertidísimas.
La novela introduce elementos pretendidamente naturales, como que parte de la acción se desarrolle en los vestuarios, mientras los chicos hacen pis, o que no paren de comer chocolatinas enseñando la marca (otro de los elementos de la novela es la publicidad, no tan encubierta, de numerosos productos). El tema, que no tendría la menor importancia, se convierte con la repetición en un elemento causante de hilaridad, cuya observación entretiene y divierte al espectador. Por ejemplo, todos se pasan la vida echándose desodorante con la ropa puesta hasta el punto que nos hacen pensar que de tanto spray deben llevar las sisas tiesas como la mojama…¡y qué olor! Si todo el tiempo se echan desodorante sin lavarse debe haber una aroma…
LO PEOR
La verdad, es que, aunque todo el tiempo hay acción, en la brigada son unos policías malísimos y no dan una. De hecho, casi lo único que hacen bien es sacarse los unos a los otros de los líos en que se meten, pero averiguar averiguar, en realidad nunca averiguan nada, ni tampoco detienen a nadie. Se pasan la vida hablando y discutiendo, y no se aplican ni los más básicos procedimientos policiales. No es que esperemos que cuenten con medios dignos de los laboratorios del CSI, pero es que no saben hacer ni una simple intervención telefónica sin que los pillen.
La producción es pobre, pero hay detalles cutres que podían haber sido mejorados como, por ejemplo, la puerta del despacho de Castro, que nunca se cierra porque no encaja en el marco, pero hay más. Las taquillas de los vestuarios masculinos rotan como las sillas musicales. Para empezar, el tema de los cartelitos escritos a mano, que no tienen ni un Dimo, encima con los apodos en vez de los nombres de pila, lo que evidencia que la brigada es una brigada de andar por casa. Pues bien, además de estar escritos a mano, las taquillas cada vez son de uno distinto, no sabemos si como lo de las sillas musicales de las que hablabamos antes, o quizá sean como el saco de Mary Poppins, porque cabe de todo. En una escena se vé al Diente escuchando lo que dicen las chicas, con la cabeza metida en la taquilla más cercana al mingitorio (o meadero vulgarmente hablando), que se supone que es la taquilla de Fausto, luego más tarde esa taquilla pasa sucesivamente a ser de Popeye, de Tomás, y no sé si de alguien más, porque siempre tienen abierta la misma taquilla mientras hablan. Debe ser un tema de dónde están colocadas las cámaras (otra señal de la carencia de medios) que a lo mejor las tienen como cámara fija, sujetas con precinto de ese pegajoso. Y el último tema de los vestuarios. Resulta que en el vestuario de la chicas se vé claramente que hay una ducha, pero fíjense en que no hay plato de ducha, por lo que cada vez que la usen se debe poner el vestuario caladito de agua, dejándolo todo hecho un asco, igualito que el cuarto de baño de los Reyes en en Pasión de Gavilanes, con eses lavabito minúsculo que seguro que estaba siempre leno de pelos.
Respecto al trabajo, los polis se pasan la vida haciendo de vulgares oficinistas, razón clarísima por la cual nunca descubren nada. Para empezar Gaby, que está todo el día archivando papeles, con un sistema de archivo que es una pena. Nos podríamos ofrecer a darles una manita con ese archivo lamentable. ¿por qué no contratan a auxiliares administrativos para esa tarea? El caso es que hay dos o tres fantasmas que pululan por la ofi, para hacer bulto, (a uno de ellos le han llamado ya dos veces «tio» lo que no sé si es su nombre o también es un apodo) que también se pasan la vida archivando, con lo que nos hacen pensar que más que una comisaría de policía, es una oficina de registro de patentes y marcas. Y otra señal de la penuria de la trama policíaca, cada vez que se recibe un aviso, se recibe por el teléfono normal y lo apuntan en un papelito, como cuando hacemos el pedido al colmado. Y además, a pesar de la urgencia, los polis siguen hablando tranquilamente, luego se cambian de ropa, total que se lo toman todo con calma absoluta. Después de todo, si saben que pase lo que pase lo van a pifiar, ¿para qué se van a apresurar? ¿y la doctora? ¿a santo de qué está todo el día escribiendo y haciendo inventario de las vacunas? ¡pero si después del primer día ya no vuelve a dar golpe!
Hay dos personajes especialmente molestos, Sandra la mujer de Castro y la mujer de Popeye. Las dos se pasan la vida tocándose las narices y su única función es dar la vara a sus maridos. Por alguna razón a estos comentaristas les salta el click de famóbil con las mujeres que no dan un palo al agua y que son unas parásitas. No es que creamos a pies juntillas eso de que el trabajo dignifica y ennoblece, porque como dice Buenafuente, si el trabajo ennoblece ¿por qué no trabaja la Duquesa de Alba? Pero el caso es que nos molesta que la plasta de Sandra se pase el día de visita y reclamando que está sola y no entiendo por qué los idiotas de los maridos nunca les exigen que trabajen ellas y se entretengan solas. Nos puede.
REPARTO
Facundo Arana .-Tomás Ledesma
Nancy Dupláa.- Laura Copioli
Paola Krum.- Patricia Franchese
Luis Luque.- Franco Ledesma
Juan Darthes.- Popeye
Julieta Diaz.-Gaby (Gabriela Valentini)
Raúl Taibo.- Rubén Castro»¨
Carolina Peleritti.-MarisaȬ
Celina Font .-Sandra Mestre
Eugenia Tobal .- Silvina
Daniel Araoz .-Diente»¨(Héctor Aguirre)
Emilio Disi .- FaustoȬRosetto
Iván Noble .- Mudo»¨(
Coco Silly .- MaritoȬ
Alejandra Radano .- YiyaȬ
Elena Lucena .- ElbaȬ
Joaquin Furriel – Lucas